blush Se acaba el Mundial 2014.  Ha servido para distraernos de nuestras labores cotidianas y ha influido para que durante 8 horas de nuestra vida (de los último 30 días), nos quedáramos pegados al televisor, con nuestros sueños futboleros.  Eso si, de un mero deporte.  Solo eso. Y nada de despertar a una cruda realidad, porque nunca me sentí dentro de una burbuja, ni tampoco me alejé de la verdadera situación de nuestro país.

Creo que el siguiente artículo escrito por Pedro Ferriz refleja en cierto modo, lo que yo hubiera querido explayar. Mejor léanlo y díganme si no…

Rectitud

Publicado: junio 30, 2014, 12:05 am

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Pedro Ferriz de Con

@PedroFerriz

 “La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce”. Esta frase no es una justificación, sino uno de los conceptos más profundos que conozco de la obra de Jorge Luis Borges.

Debemos pensar qué es lo que tiene un partido de futbol, cuando es capaz de unir a millones de personas en expectativas exacerbadas de nacionalismo y sueños de que un solo resultado modificaría situaciones, condiciones, realidades de todo un pueblo que se sueña TRIUNFADOR.

 Qué magia o conjuro logra que 96 minutos después, se deprima el espíritu de un país entero, hasta llegar a pensar que nada es importante para salir luego un lunes a luchar por lo mismo que ayer.

 Una derrota que tuvo entrega en la pelea, sabe más que una victoria inducida. En esto, no es obligatorio ganar… pero sí lo es pelear hasta extenuarse. Pensemos a qué nos hubiera sabido una victoria, si uno de los nuestros lograra engañar al árbitro para subirse en el marcador. ¿A vergüenza? ¿A tranza glorificada?

 Hay en lo vivido, lecciones que aprender.

 Si el desánimo nos lleva a flagelarnos al pensar que siempre perdemos, no tendremos forma de crecer. En otros tiempos se llegó a hablar de los “ratones verdes“, calificativo que no escuché y menos vi. Hubo variables frustrantes, pero ninguna de pequeñez en esta nueva camada de guerreros.

 La casaca se vistió con dignidad y hombría. Capacidad, preparación y entrega.

 No hubo por nuestra parte intentos de robo, pero eso no se aprecia. Solo nos quedamos con la agria sensación de haber sido vencidos en un escueto resultado.2-1.

 Llevemos como objetivo pensar que un deporte, el que sea, debe instruir enhonestidad, verdad, sensatez, caballerosidad, preparación, disciplinaesfuerzo,talento, estrategia y logro. Eso es lo importante en un cotejo mundial. No resulta alabar a un campeón que luce altivo la cabeza de su víctima. En el siglo XXI, no ha de ser otro el mensaje. A menos que tomemos a bien que nuestros hijos sepan que el engaño o la violencia, son vías de éxito.

No quiero con esto justificar un estado perdedor. Ganar siempre es bello. Pero luchar es delirante.

Como todos, me sentí triste. Luego frustrado. Me visitó la ira… Luego entendí.

Me enorgullezco de lo que hemos llegado a ser como “familia mexicana“. De la alegría manifiesta hecha unión. La sagaz picardía de nuestras porras. La belleza de mi México cuando se une y apasiona. Del deseo de ser un pueblo campeón.

Caminamos a una nueva etapa. Hay materia prima para reclamar mejores sitios. El México de mi infancia no sabía qué hacer ante el mundo… ahora nuestra clase es global. No se amilana.

Pensemos que ganamos la medalla del “fair play“. La de la alegría y la esperanza. Queda el sabor que nuestra lista de presente en Brasil resultó honorable, recia yjusta. Lucha de cuerpo a cuerpo en estricto espíritu de buena lid.

Eso cuenta más… sin embargo, no alcanzamos a apreciarlo.

“Hay que luchar y seguir luchando aunque sólo sea previsible la derrota”, decía Mao Tse Tung… Y si bien México no es un torneo de futbol, lo que vi de esta Copa me dejatranquilo, aunque inquieto. Atesoro el deseo por una sociedad fincada en valores… no tanto en marcadores, ¡a costa de lo que sea!

#revoluciondelintelecto

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Lic. Pp Soto

Consultor y capacitador profesional en aspectos laborales y de seguridad social (Imss, Infonavit, sua, sipare, contratos de trabajo, terminación de relación de trabajo, nóminas, etc). .