Mis estimados amigos, el home office llegó para quedarse. A mi me gusta. Tiene más pros que contras. Si yo fuera empleado con un patrón, con un horario y un lugar de trabajo, esto es lo que pasaría:
- No tendría que levantarme una hora o una hora y media más temprano.
- No tendría que tomar una combi de mi colonia a la estación del metro más cercana.
- No tendría que esperar varios vagones, para por fin subirme y trasladarme a mi destino.
- Tal vez, no tendría que tomar otro transporte público del metro a la oficina.
- A medio día no tendría que calentar en el micro una sopa instantánea, con una lata de atún muy desabrida, porque la comida de doña Pelos ya me afecta en el estómago.
- Tener que soportar los malos humores de todos, porque están igual que yo.
- Preferir esperar a salir una hora después, para tratar de evitar las aglomeraciones de la jungla a la salida de labores. Aunque eso implique dormir menos tiempo y por supuesto, ni siquiera poder ayudarles en la tarea a mis hijos de la primaria o secundaria. Los de la prepa, ya se defienden solos.
¿Tú qué piensas?