Los que somos futboleros, estuvimos atentos a la telenovela desarrollada entre el Barcelona y Leo Messi, la cual vislumbraba que no iba a terminar bien, dados los acontecimientos que veíamos desde la temporada pasada.
Cuando 21 años de tu vida las has pasado profesionalmente en una institución, quieras que no, hay un apego y se forma un cariño muy especial.
Sin embargo, las instituciones prevalecen. No pueden fincarse en un solo hombre, porque eso las destinaría al fracaso o a su desaparición.
Prueba de ello han sido los imperios de un solo hombre. Tanto económicos, como geográficos. Los ejemplos históricos saltan a la vista: Atila el Huno, Alejandro Magno, y actualmente los millonarios con sus empresas que mueven millones en sus respectivos imperios. Claro, sin afán de compararlos, sino poniéndolos en perspectiva, cada quién en su campo propio.
Me considero privilegiado, porque en el aspecto deportivo he podido admirar a los mejores en su disciplina y aunque será cuestión de gustos, Leo Messi puede catalogarse en el top 5 de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Huraño, a veces apagado y sin embargo, un genio con el balón en sus pies.
Tal vez será difícil que sepamos la verdad de esta penosa separación. Lo que es un hecho, es que será extraño ver a este jugador con una casaca distinta y como lo había comentado varias veces con amigos de la pelota, esa liga española de dos o tres equipos (Barca, Atlético y Real Madrid), se volverá de solo dos. Veremos si el Barcelona es capaz de soportar el peso vacío de un personaje del cual dependían en gran medida.
Como lo popularizó Valdano: «El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes», pero es una realidad del arrastre de las masas y del impacto social que genera, que ha sido objeto de estudio de sociólogos y otros estudiosos. Pero no podemos dejar de lado, mirar las cantidades estratosféricas que gana un futbolista, cuando un médico que está luchando actualmente por su vida y por la vida de otros en esta pandemia, resulta insultante observar que percibe ingresos salariales en un año, equivalente a lo que ganan en un solo partido, algunos futbolistas, lo que deja en entredicho la percepción de los valores humanos que debiéramos tener como sociedad, por actividades que son simple y únicamente de esparcimiento, que claro, socialmente son necesarias, han concluido los expertos.
Que siga girando el balón.