¿Lujos que no son lujos? – Reflexiones de domingo
¡Qué tema tan bueno! Yo opino que los «lujos que no son lujos» son esas cosas cotidianas que damos por sentadas, pero que en realidad tienen un valor inmenso por lo que aportan a nuestra vida. Son simples, accesibles, y muchas veces no les damos el crédito que merecen, pero si los perdiéramos, los extrañaríamos como si fueran un tesoro.
Aquí van algunos ejemplos, con un toque de reflexión sobre por qué deberían ser considerados lujos:
- Un café mañanero bien hecho: Ese momento en que te sientas con tu taza de café (o té, si eres más de eso) y te das cinco minutos de paz antes de que el día te arrastre. No es solo una bebida, es un ritual que te da un respiro, un instante para conectar contigo mismo. ¿Cuánto pagarías por esa calma si no existiera?
- Una cama cómoda: Después de un día largo, meterte en sábanas limpias y una cama que te abraza es una bendición. No es solo dormir, es recargar el cuerpo y la mente. Hay quienes no tienen acceso a esto, y cuando lo piensas, una buena noche de sueño es un lujo disfrazado de rutina.
- Agua limpia al abrir la llave: Parece obvio, pero tener agua potable en cualquier momento es algo que no todos en el mundo tienen. Poder hidratarte, cocinar o darte un regaderazo sin preocuparte por la calidad del agua es un privilegio que usamos sin pensar.
- Una plática con alguien que te entiende: Esas charlas con un amigo, tu pareja o un familiar donde puedes ser tú mismo, reírte, desahogarte o simplemente no hacer nada más que estar. No cuesta dinero, pero el valor emocional de sentirse conectado es impagable.
- Caminar en un parque o ver un atardecer: Salir a un lugar verde, respirar aire fresco o simplemente ver cómo el cielo se pinta de colores al final del día. Es gratis, está ahí todos los días, pero cuánta paz y perspectiva nos da. Si eso no es un lujo, ¿entonces qué?
- Un libro o una canción que te mueve: Esas pequeñas obras de arte que encuentras en una librería de segunda mano o en la bilbioteca de la esquina, en una playlist equis. Por unos pesos (o gratis en línea), te transportan a otro mundo, te hacen reflexionar o te sacan una lágrima. Eso es magia cotidiana.
- Tiempo para no hacer nada: En un mundo donde todos corren, tener 20 minutos para tirarte en el sillón, mirar al techo o scrollear el celular sin culpa es un tesoro. No es vagancia, es un reset mental que muchos no se permiten.
Estos «lujos» son tan cosas tan simples que los pasamos por alto, pero son los que realmente nos sostienen. Si los viéramos como lo que son: lujos, quizás los disfrutaríamos más y les daríamos el valor que merecen. ¿Tú qué opinas?
Trabajar a 10 minutos de casa. ¡Totalmente de acuerdo! ¡Otro lujo escondido! Evitas el estrés del tráfico, ahorras tiempo y gasolina, y hasta puedes darte el gusto de caminar o ir en bici, sintiendo un poco de libertad antes y después del trabajo. Ese ratito extra que ganas para ti, ya sea para dormir un poco más, tomar el café (que puse en el primer punto) tranquilo o para platicar con la familia en el desayuno, vale oro.
¿Qué otro «lujo que no es lujo» se te ocurre? Comparte en los comentarios.
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